El misterioso origen de las calabazas talladas en Halloween
La festividad de Halloween proviene del festival celta Samhain, una celebración que tuvo lugar en la antigua Gran Bretaña e Irlanda, marcando el final del verano y su año nuevo, que comenzaba el 1 de noviembre.
Durante el festival, se creía que las almas de las personas que habían muerto ese año viajarían al "otro mundo" y que otras almas regresarían a casa para una visita.
La gente encendía hogueras, usaba disfraces y tallaba rostros en nabos u otros tubérculos para protegerse de los espíritus malignos que pudieran deambular durante Samhain.
Cuenta la leyenda que un hombre llamado Jack engañó al diablo no en una, sino en dos ocasiones. Cuando Jack murió, Dios no le permitió entrar al cielo y el diablo tampoco lo quería, así que sentenció a Jack a vagar por la tierra eternamente, sin nada más que un nabo encendido para iluminar el camino.
Hoy, esculpimos rostros demoníacos de nabos para asustar el alma errante de Jack. Las calabazas, originarias de América del Norte y disponibles en otoño, se convirtieron en una adaptación de esta tradición y un símbolo de Halloween.
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